Lectura

Mia

 

Cuando desperté lo único que vi fue oscuridad, se sentía todo frío y vacío. 

 

– ¡Milo! – grité sin obtener respuesta, ese lugar me agobiaba, al no saber dónde estaba me desplomé en lo que parecía un piso y me puse a llorar.

 

– pensé que ser una semidiosa no me traería tantos problemas – grité al aire.

 

– solo es cuestión de acostumbrarse – me dijo una voz cuando volteé a ver quién era un aura de luz hizo que el frío y la oscuridad se volvieran más cálidos y luminosos.

 

– ¿Ella va a salvar el reino? – preguntó otra voz, esta vez masculina. 

 

– se ve muy débil – una tercera voz intervino.

 

Cuando logré acostumbrar mi vista a la luz que invadía el lugar, logré divisar a las tres figuras que me hablaban. 

 

– ¿Quiénes son ustedes? – pregunté aún con los ojos llenos de lágrimas. 

 

– somos las ninfas del destino – me dijo la primera voz que me había hablado, cuando pude verla y escucharla me di cuenta de que era una mujer hermosa de cabellos dorados y piel blanca.

 

– Tu destino no será fácil, pero de ti depende cumplirlo o no – me dijo la tercera voz. 

 

En eso desperté y cuando lo hice un pitido rítmico empezó a taladrar mis oídos. 

 

– ¿En dónde estoy? – pregunté algo débil, en eso logré divisar a Milo sentado en una de las sillas de la estancia. 

 

– ¡Despertaste! – me dijo acercándose con cuidado hacia mí. 

 

– ¿Qué pasó? – le pregunté algo desorientada. 

 

Milo me había contado lo que había pasado y que después de eso pasé dos días inconsciente.

 

Milo

 

– me tenías preocupado – le dije tomándole delicadamente de la mano. 

 

– ¿Quiénes son las ninfas del destino? – me preguntó ella. 

 

– son unos seres mágicos que hacen presencia cuando la persona tiene dudas sobre su destino. ¿Por qué preguntas por ellas? – le pregunté algo extrañado. 

 

Diario de una semidiosa

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