Lectura

 

Caleb

— ¡No puede ser! — dije en voz alta dándome cuenta  de que había llamado la atención de las personas que me rodeaban.

— Señor, ¿Se encuentra bien? — me preguntó uno de mis subordinados, yo no le respondí y acto seguido me dirigí al pozo que unían las dos dimensiones, al ver lo que estaban haciendo me di cuenta de que, en la dimensión humana, había gente que no tenían autocontrol.

 

 Mia

Pasadas un par de horas cuando ya habíamos terminado de acomodar el  bar ya era de noche y yo con Milo nos dispusimos a ir a casa para acomodarnos para la larga noche de trabajo que nos esperaba.

Cuando salimos hacía un frío que no era normal en esta temporada y repentinamente vimos como un sujeto, se nos acercaba que, debido a su lentitud, no le prestamos atención y seguimos nuestro camino.

— Voy a acomodarme —  le dije a Milo al llegar  a casa, él asintió y me esperó en la sala.

 Cuando subí y me terminé de arreglar me acordé de que tenía guardada una de las cajas de la mudanza en la que había   cosas de Apolo y al bajarla un recuerdo vino a mi mente de golpe.

— ¿Qué te pasa? — le pregunté a Apolo mientras veía como recogía sus cosas sin decirme nada.

— si no te gusta te puedes ir — le dije al no recibir respuesta.

Cuando él escuchó eso agarró las cosas que tenía y, sin decir ni una sola palabra, salió del departamento dando un portazo.

En eso una voz conocida me sacó de mis pensamientos.

 

Milo

Pasado un rato al notar que Mia no bajaba, subí a la habitación  a ver como estaba.

— ¿Te encuentras bien? — le pregunté al entrar a la habitación y sentarme a su lado.  

Ella asintió con la cabeza y me entregó una chaqueta negra — no te olvides de llevarla — me dijo, yo la tomé y me dispuse a esperarla abajo.

Cuando Mia bajó estaba vestida con una camisa color rojo con lunares blancos, pantalones negros y unas zapatillas del mismo color que los pantalones.

— ¿vamos? — me preguntó, yo asentí y la seguí hasta la puerta.

— Qué guapa te ves — le dije cuando nos subimos al elevador.

— Gracias — me dijo esbozando una sonrisa de esas que me vuelven loco.

Salimos de casa y al llegar al bar este aún estaba cerrado y había una fila de personas esperando a que abriera.

 

Mia

Cuando llegamos guie a Milo para que entráramos por la zona de carga que tenía el bar a un costado.

— Luka ya llegamos — notifiqué con un grito — ¡cariño! — me respondió él bajando del segundo piso.

—  qué  guapos están —  nos dijo con un beso en la mejilla a Milo y a mí, acto seguido nos preguntó si estábamos listos para abrir y le dio las indicaciones a Milo para que me ayudara a atender las mesas.

Antes de abrir yo le expliqué lo que tenía que hacer.

 

Milo

Cuando Mia me explicó yo asentí y me ubiqué en la entrada para darle la bienvenida a la gente.

La noche pasó bastante rápido, la gente entraba, salía y entre Mia y yo nos turnábamos para atender a la gente  y ayudar en la cocina.

Cuando terminó el evento nos fuimos a casa y mientras Mia se arreglaba para dormir yo le contaba a Bóreas lo que había vivido. 

 

Mia

Cuando me había terminado de arreglar para ir a dormir baje a tomar algo de agua, al ver que Milo andaba contándole a mi padre lo que había hecho en el evento me acerqué a él sin que se diera cuenta y para no interrumpir lo abraze por la espalda, él al darse cuenta se dio la vuelta para estar de frente a mi.

— ya me voy a dormir — les avise a ambos.

 

Milo

— Buenas noches preciosa, yo subo más tarde — me despedí de ella con un beso en la frente.

 

Cuando Mia terminó de subir Bóreas me empezó a hablar.

 

— Tenemos que entrenar sus poderes con urgencia — me dijo seriamente. 

 

Yo asentí y mientras ultimabamos detalles me empecé a sentir inquieto, la marca que teníamos por la unión me ardia mucho, cuando subí a checar como estaba mia la Vi muy inquieta y al intentar ver lo que estaba soñando, no pude, algo o alguien la estaba bloqueando y eso me tenía muy angustiado.

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