Lectura

Milo

 

Cuando le tomé de la mano sentí como esta estaba muy fría, me imagino que al ser mitad humana no aguantaría tan bien el inclemente clima del reino. 

 

–¿te encuentras mejor? – le pregunté.

 

–sigo teniendo mucho frío – me respondió con la mirada perdida en el campamento al que nos estábamos acercando. 

 

– ¿tú vives ahí? – me miró fijamente.

 

– sí, aquí vivimos todos los que nos rebelamos, después del destierro de tu padre tuvimos que huir de la ciudad y asentarnos a las afueras por seguridad – le dije mientras la llevaba a la cabaña que me correspondía como líder.

 

Mia

Entré a la cabaña, se veía acogedora, pero muy fría, en eso veo que Milo le hace señas a alguien para que me traiga más abrigo y a un hechicero para que le haga un encantamiento de calor a la estancia. 

 

– ya me siento mucho mejor – le sonreí, en eso veo como un grupo de niños entra a la cabaña a saludar a Milo.

 

– ¿Tú eres nuestra princesa?– me preguntó uno de los niños, al escucharlo no pude decirle nada, solo asentí con la cabeza con los ojos llenos de lágrimas, el pequeño al verme así me abrazó y me dijo que todo estará bien.

 

Al ver a esos pequeños entrar a la cabaña, un sentimiento de impotencia me invadió por completo.

 

– ¿podemos hablar un momento a solas? – le pregunté a Milo, él asintió e hizo que los que estaban presentes en la estancia salieran dejándonos solos.

 

– ¿qué te ocurre?— me miró algo extrañado. 

 

– no voy a poder salvarlos – le dije entre lágrimas.

 

– Claro que sí vas a poder – me abrazó. 

 

– ¡mis poderes son muy débiles! – dije rompiendo en llanto.

 

– quien te haya dicho eso es un imbécil – me tomó delicadamente por las mejillas y me plantó un beso en la frente haciendo que despertara. 

 

Cuando desperté estaba en mi habitación y él estaba conmigo sentado a los pies de mi cama.

 

Diario de una semidiosa

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