Fin de la Obra
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Mi nombre es naoki takayama, Hace 2 semanas conocí a una chica llamada ren shirosawa por Internet, en un grupo de películas.
Al principio, charlábamos sobre cine y descubrí que teníamos muchos gustos en común. Con el paso de los días, nos fuimos conociendo mejor hasta que decidimos tener una cita. Nos reuniríamos el próximo sábado, así que tenía dos días para decidir dónde sería. La llamé para sugerirle algunas opciones y lugares, pero, sorpresivamente, ella dijo que quería que la cita fuera en su casa. Quedé desconcertado y, a la vez, nervioso. Sin darme cuenta, terminé aceptando.
Cuando llegó el sábado, mientras iba camino a su casa, pensaba en los temas de los que hablaría para no sonar aburrido. Después de unos 25 minutos, llegué a su puerta. De repente, un escalofrío me recorrió el cuerpo y mi corazón comenzó a latir con fuerza. Debe ser por los nervios, pensé, y toqué la puerta.
Una voz dulce y cálida respondió:
—Espera un momento.
Cuando abrió la puerta, quedé impactado por su belleza. Aunque ya la había visto en videollamadas, seguía sorprendiéndome su hermoso rostro y su piel delicada.
—¿Qué esperas? Entra, se enfriará la comida —dijo, tomándome de la mano y llevándome adentro.
Me puse aún más nervioso. Nunca había estado a solas en la casa de una mujer.
—Siéntate —me dijo con una sonrisa.
Me sentía un poco incómodo porque ella sola había preparado la cita, con una mesa elegante y una comida deliciosa, pero parecía muy emocionada.
Nos sentamos, y noté que me miraba fijamente con una expresión de entusiasmo.
—Vamos, come, se enfriará —insistió.
Al principio estaba tan tenso que no sabía cómo iniciar la conversación, pero recordé nuestro grupo de películas y le pregunté:
—¿Recuerdas que te recomendé esa película de terror?
Su respuesta me heló la sangre.
—¿Película? ¿Qué es eso?
Un escalofrío me recorrió la espalda. ¿Cómo que qué es una película? Quedé completamente confundido.
La miré detenidamente, y algo en su rostro me hizo sentir un terror indescriptible. Esta… esta no es la chica con la que hablaba por teléfono…
Comencé a sudar y me costaba respirar. Lo único que logré decir fue:
—¿Puedo usar el baño?
—Adelante, gira a la derecha —respondió con naturalidad, aunque parecía un poco confundida.
Entré al baño y aseguré la puerta. Saqué mi teléfono con manos temblorosas y revisé sus fotos para confirmar si era ella.
Su cara es la misma… Me sentí aún más angustiado. Busqué una imagen en mi galería y ahí lo vi: la verdadera chica tenía un lunar debajo del ojo izquierdo… y sus dientes no eran puntiagudos.
Mi estómago se revolvió.
Salí del baño intentando actuar normal. Cuando regresé a la mesa, ella seguía allí, pero su expresión había cambiado. Me miraba fijamente, con seriedad.
—¿Por qué tardaste tanto? —preguntó con un tono frío.
—E-Eh… algo me cayó mal en el estómago, discúlpame —respondí, tratando de sonar tranquilo, aunque mi voz temblaba.
—Así que solo fue eso… —dijo en un tono sospechoso.
Un silencio incómodo se extendió entre nosotros.
De repente, se levantó y se acercó a mí. Antes de que pudiera reaccionar, me abrazó por detrás.
—Sabes, me alegro de haberte conocido. Eres la primera persona en amarme a pesar de cómo soy —susurró con un tono seductor y provocativo.
Por alguna razón, mi rostro se sonrojó y sentí un extraño alivio, a pesar de que ella no era la chica con la que había hablado.
—Ahora lo que sigue es el postre… —murmuró mientras lamía mi cuello.
Mi cuerpo se estremeció. Giré la cabeza lentamente para mirarla, y entonces lo vi.
Su hermoso rostro comenzó a distorsionarse, su piel se deformó y su expresión dejó de ser humana.
Fue en ese instante que comprendí la aterradora verdad: ella no era la chica de la que me enamoré…
Antes de poder gritar, su mandíbula se abrió de golpe y, con un solo bocado, destrozó mi cabeza
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